Germinar es esencialmente la práctica de germinar semillas para que resulten más fáciles de digerir y para sacar el máximo provecho de todos sus nutrientes. Es que cuando un grano cuenta con agua, oxígeno y calor, es capaz de germinar y formar un nuevo ser vivo, una planta que a su vez producirá nuevas semillas. El proceso de germinación convierte semillas duras y secas en brotes tiernos y digeribles.
Los brotes son un alimento con alto contenido en vitaminas, aminoácidos, minerales y fibra, y gracias al auge de la comida saludable, se pueden empezar a ver en las estanterías de los supermercados. Pero si buscas consumir germinados de forma habitual, las solución más económica es cultivarlos uno mismo. Pocos cultivos son tan agradecidos como los germinados: no necesitan luz directa, ni mucho espacio, ni mucha dedicación para cultivarlos con éxito.
Funciona con todo tipo de semillas. Algunas que consumimos de forma muy habitual: arroces, almendras, lentejas, garbanzos… Las legumbres y cereales que consumimos no son otra cosa más que semillas, y también se pueden germinar.
¿Todos los brotes se pueden comer?
Soja, lentejas, alfalfa o hierbas aromáticas, además de otros vegetales, pueden utilizarse en numerosos platos sin olvidar que algunos se consumen crudos
Antes de empezar
Ojo cuidao, es muy importante mantener unas condiciones de higiene adecuadas en todo el proceso. Ya que las condiciones de elevada humedad hacen que el ambiente sea propicio para bacterias. Para evitar que estas te arruinen el día, basta con seguir los siguientes pasos:
- Utiliza recipientes / germinadoras bien limpios y desinfectados.
- Enjuaga bien las semillas antes de empezar el proceso.
- Utiliza semillas especializadas para el cultivo de brotes.
- Cambia el agua del proceso de germinación a diario.
- Enjuaga los brotes antes de consumirlos.
Si la intranquilidad te consume, o lo que te apetece son germinar unas lentejas que tenías por casa (que no están tratadas para ser consumidas como brotes), o te fuiste un fin de semana y ahora miras el agua de tus germinados con sospecha, simplemente cocina tus brotes. La contaminación por estas bacterias sólo se da cuando se consumen crudos.
¿Se pueden germinar todas las semillas?
Cualquier semilla de leguminosa o grano de cereal puede ser germinado, aunque algunos de los más apreciados por su sabor y textura son los brotes obtenidos de legumbres como soja, judía o alfalfa, cereales como trigo o cebada, berro, rábano, girasol, calabaza, lino y sésamo. Menos comunes son los brotes de semillas de uva, sandía o papaya, aunque también pueden germinarse.
En cualquier planta que se consuma es posible encontrar semillas y hacerlas germinar. Pero algunas son más sencillas y buenas para el consumo. Debe tenerse cuidado también con las semillas de las solanáceas porque pueden resultar tóxicas y, además, no son buenas para germinar. Las semillas de rábano y brócoli, por ejemplo, tienen unas superficies ásperas que dificultan la eliminación de patógenos como E. coli.
Germinar en casa
El proceso de germinación puede hacer en casa siguiendo algunos pasos:
- Seleccionar semillas apropiadas para consumirlas germinadas, en buenas condiciones higiénicas y de conservación.
- Ponerlas en remojo.
- Poner una cantidad de agua tres o cuatro veces superior al volumen de las semillas.
- Dejar reposar las semillas durante 12 horas en un lugar oscuro y cálido.
- Quitar el agua y lavar las semillas con agua tibia. Lavarlas y cambiar el agua dos o tres veces cada día hasta que se vean los brotes (de dos a cinco días). Las semillas que no han germinado deben tirarse.
- Cuando hayan germinado, puede separarse la cáscara de las semillas poniendo los germinados en agua. Si se dejan un día expuestos a la luz aparece la clorofila y es el momento más indicado para consumir.
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